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“Para mí ya está atardeciendo y sé casi con certeza que voy a durar poco ya; por tanto tengo que decir a Cristo, que pasa por la vida de todo hombre disfrazado de pasajero y haciéndose el apurado, como los discípulos de Emmaús: “Quédate conmigo, Señor, porque ya anochece”.”
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Pasaje de: Castellani, Leonardo. “Psicología Humana.”

jueves, agosto 05, 2010

Solo en la tormenta




3 comentarios:

  1. ¡ay! Many, no sé que tiene el cielo gris que infunde sobre mí, me inspira, me fascina contemplarlo. Esa fotita me gusta mucho, los faroles se prestan al romanticismo y suelen prestarse también a la melancolía y soledad, como bien lo has utilizado en el título.

    ¡Me encantó!
    Un fortísimo abrazo, vecinito.

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  2. Liz,
    Las nubes tienen emociones, personalidad: hay nubes alegres, blancas y regordetas que corren por un cielo intensamente azul y soleado; hay otras tristes, lánguidas, solitarias, cuasi distraídas en su soledad; hay nubes como hadas, ligeras, casi transparentes, rizadas, con largos velos; hay nubes serias, rígidas, pomposas, vestidas exageradamente formales; otras tristes, depresivas, grises, opacas, oscuras; y están las amenazantes, cargadas de negra ira contenida, que con cualquier pequeño pretexto, descargan su furia en lluvia, viento, relámpagos y truenos. Pero hay nubes felices, hasta risueñas en su intensa y algodonosa blancura; hay nubes delicadas, danzarinas, alegres en su rápido ballet en una fresca mañana primaveral.
    Si buscas, si te detienes un momento, bastan sólo unos minutos, cada mañana, cada tarde a buscar su presencia allá arriba, a dónde casi nunca van nuestras miradas, descubrirás muchas personalidades más. Haz la prueba.
    Un abrazo.

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  3. Qué hermoso lo que has escrito, Many, muy poético y totalmente cierto. Me gusta mucho contemplar el cielo y todo cuanto en él mora, es una de mis creaciones predilectas y como bien dices, hay tanto por descubrir cada día, hay personalidades reflejadas en nubes, estrellas, el sol, la luna, etc.

    Me agrada que me invites a apreciar esta maravilla cada mañana, que sepas que mi padre nos inculcó el amor por la Creación y por cada pequeña cosa y detalle de la vida. Así que sabrás que disfruto del alba, día, ocaso y noche. Prometo contemplar más las nubes, pues si me gustan las blancas pachoncitas, pero me inclino sobremanera por las grises imponentes, aunque prefiero definitivamente un cielo azul despejado.

    Besos y abrazos, mi Manuelito querido.

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