Relato de un viajero (Cuento breve)
Dice la gente del lugar que cuando llueve, y las nubes bajas cubren el valle con un velo, se ve la sombra de un hombre, con largo abrigo, caminando por el sendero entre los viejos robles. Se detiene donde está la piedra grande, ahí donde dobla el camino hacia lo profundo del bosque. Desde ese lugar dirige su mirada hacia la casa del monte, hoy abandonada y silenciosa. La sombra se queda allí, quieta, por largos minutos. Luego, caminando muy despacio, como doblada por el peso de una tristeza abrumadora, continúa su camino por el sendero, desapareciendo en esa parte donde se hace el bosque más espeso y oscuro. Cuentan los más viejos y aún tienen buena memoria, que en la casa del monte, hace ya muchos años, cuando ellos eran niños todavía, y salían a cazar pajarillos con sus hondas por la orilla del bosque, veían a veces una niña hermosa como el sol -el brillo dorado de su cabello- y bella como la luna -la blancura de su rostro perfecto- apoyada en el balcón, mirando el horizonte. Un día ya no la volvieron a ver. Y nadie supo nunca explicar a dónde se habrá ido...
Manuel Ameneiros
Hermosísima historia, muy bien combinada con la fotografía.
ResponderEliminarGracias Carlos.
EliminarAbrazos totales.