A veces uno va caminando por ahí, sin rumbo, relajado. Y de pronto aparece un adorno, un detalle, una pieza que no sé siquiera si pretende ser arte, o si fue creada por el artista o artesano, durante un profundo delirium tremens o en alguna otra situación similar de alienación. Tal vez está allí para alejar los malos espíritus y, en caso de duda, a los buenos también, por si acaso. Uno, respetuoso, pasa por su lado sin mirarlo muy de frente, por si tiene el efecto de la Hidra. Medio escondido, tomo esta foto, para compartirla con ustedes. Y luego me persiguen las pesadillas de seres con ojos saltones por varias noches.
RANA, s. Reptil cuyas patas son comestibles. La primera mención de la rana en la literatura profana está en la narración que hace Homero de la guerra entre ellas y los ratones. Algunos escépticos dudan de que Homero haya escrito esta obra, pero el erudito, ingenioso e industrioso Dr. Schliemann resolvió la cuestión para siempre al desenterrar los huesos de las ranas muertas. Una de las formas de presión moral utilizadas cuando se pidió al Faraón que favoreciera a los israelitas fue una plaga de ranas , pero el Faraón, a quien las ranas le gustaban fricassées, señaló con verdadero estoicismo que él podría soportar el asunto tanto como fueran capaces de soportarlo las ranas y los judíos; de manera que se cambió el programa. La rana es una cantora diligente, que tiene buena voz pero carece de oído. El libreto de su ópera favorita, escrito por Aristófanes es breve, sencillo y efectivo: "brees-kex-koax"; aparentemente, la música es de ese extraordinario compositor Richard Wegner (sic).
(De "El Diccionario del Diablo" de Ambrose Bierce, Editorial Valdemar, 2004)
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