"Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas dunas de arena, despues de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre;
- ¡Ayúdame a mirar!"
Fragmento de "El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano
La belleza es algo que inunda de amor tus sentidos. A veces es tan grande que nos ahoga y necesitamos pedir ayuda para nadar en ella.
ResponderEliminarManuel, tu blog está lleno de belleza.
Gracias por compartir estos fragmentos de tu vida.
Saludos.
"la mar estalló ante sus ojos" qué bello fragmento has escogido para engalanar tus preciosas fotografías. Es totalmente cierto la magnificencia muchas veces nos corta el habla, nos es imposible pronunciar palabra pues en ese momento sublime es el alma quien se expresa fusionada con el esplendor que contempla. Me sumergo en tus fotos y me gusta mucho.
ResponderEliminarUn gran abrazo, querido Manuelito.
Alenka: Gracias por tu comentario, muy lindo y motivante.
ResponderEliminarLiz: Como siempre, me da gusto tu presencia. ¿Verdad que el fragmento es bello? Muy expresivo, lo dice todo en pocos renglones.
Un abrazote.