Facsímil de cheque tomado de: http://serc.carleton.edu
El Cheque como expresión literaria – Ensayo
Los cheques, al igual que los libros, presentan características que los diferencian según su contenido, forma, tamaño y calidades. Los libros en los tiempos actuales, son impresos por complejas máquinas de imprenta o por medios digitales. En cambio, los cheques son más variados en cuanto a su impresión: pueden ser impresos por computadora, máquina de escribir (aunque este tipo de escritura ya es muy rara) y curiosamente, en oposición al resto de la literatura, en su mayoría aún son manuscritos, usando principalmente bolígrafo y jamás lápiz. Es muy raro el uso de tintas de colores; por lo general los cheques son escritos utilizando tinta de color negro o azul.
Presentan los cheques similitudes con la literatura tradicional, siendo la más notable que, al igual que los libros, su valor no tiene nada que ver con el tamaño, sino que lo importante es el contenido. En comparación con la literatura en general, llena de simbolismos, metáforas, parábolas y muchas otras formas de expresión, narradas en párrafos de muchas palabras y renglones, generalmente agrupados incluso en capítulos, la expresión literaria del cheque es muy pobre. Un cheque es directo, sin adjetivos, sin entre líneas ni doble sentidos, generalmente formado por cortos renglones, de pocas palabras, muy escuetos en su expresión, siendo su contenido o significado exactamente el que se lee. Es decir, su única interpretación es absolutamente literal. Tan al extremo literal, que curiosamente, todo lector expuesto a un cheque en particular, interpreta su contenido exactamente de igual forma. Esto hace que el cheque sea entonces la forma narrativa-descriptiva más precisa y en cierto sentido, más universalmente democrática, pues a pesar de diferencias culturales, socio-económicas o de educación de los lectores de cheques, todos son capaces de interpretarlos exactamente ceñidos al valor de su letra, cosa muy difícil que suceda con textos de diversos y afamados escritores como Octavio Paz, Kafka, Camus, Cervantes o García Márquez, por nombrar algunos pocos.
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Los libros están hoy expuestos a una constante piratería: son fotocopiados, reimpresos sin autorización, escaneados mediante medios digitales, duplicados y transmitidos en la red de internet. En cambio, los malosos que falsifican cheques, no usan los medios mencionados anteriormente en su forma simple, sino que utilizan laboriosas técnicas que se asemejan más a las falsificaciones de grandes obras pictóricas, es decir, hacen copias exactas, muy bien elaboradas, que incluyen la firma de su autor. Nadie aceptaría ni se molestaría en recibir un cheque simplemente fotocopiado o escaneado, salvo en casos de simples necesidades de registro o algún proceso administrativo, pues pierden su valor inmediatamente.
Una notable diferencia entre el cheque como género literario en particular y los demás géneros literarios es en lo concerniente a los derechos de propiedad intelectual, derechos de autor y consideraciones de plagio. El primero, no tiene ninguna protección con respecto a éstas cuestiones legales y no tengo información de ningún caso de cheques protegidos por éstas leyes mientras que los segundos están plenamente registrados y protegidos los derechos de sus autores, incluso internacionalmente. Hay amplios registros de litigios y demandas legales por acusaciones de plagio, es decir, copia de similar contenido, que pretende ser de otro autor sin respetar al original. Sin embargo, no hay ninguna demanda registrada por cheques de exacto contenido, simplemente firmados por distintos autores. Doy fe de ello, pues yo mismo he tenido en mis manos cheques exactamente iguales en todo su contenido, firmados por diferentes autores. Y ello no produce alegatos por plagio, demandas ni quejas de ninguna índole e incluso todos los cheques con idéntico texto, mantienen igual valor, sin perjuicio para ninguno de los ejemplares en cuestión.
Un hecho interesante a destacar es que cuatro, cinco, varios libros distintos jamás pueden significar lo mismo que otro libro único, en ningún sentido. Sin embargo, un sólo cheque de determinado valor puede ser representado por varios, muchos cheques, siempre y cuando el valor del primero sea igual a la suma de todos los otros. Esto significa que, en el caso de la literatura común, por dar un ejemplo, un tomo de “Don Quijote de la Mancha”, fuese equivalente a veinte números de diferentes novelas de Agatha Christie.
Facsímil de cheque tomado de: http://burton.library.ubc.ca
Los cheques no se guardan ni se atesoran, como es el caso de los libros, en bibliotecas privadas o públicas. ¿Quién no tiene varios libros en su hogar u oficina? Algunos hasta olvidados y empolvados en algún desván o rincón de la casa. Pero ¿quién tiene guardados o descuidados cheques, escritos y firmados por su autor? Esto se debe a que la vida de los cheques es efímera. Una vez escritos, son leídos por su receptor, a lo sumo pasado a algún otro lector/receptor y rápidamente son canjeados por su valor literal en algún organismo para ese efecto e inmediatamente son retirados de circulación y archivados, en algún recóndito lugar de la institución emisora del papel y eventualmente destruidos. Los cheques expiran con el tiempo, es decir, no hay grandes clásicos, no tienen valor histórico ni son de interés para los coleccionistas.
A nadie le importa el estado de las finanzas (generalmente destrozadas, salvo que tengan varios “best-sellers” en su carrera literaria) de los escritores. Para recibir un libro, nadie investiga si el autor “tiene fondos”, es decir si es solvente, que tenga al menos el valor del libro en su cuenta bancaria. Pero si se trata de un cheque, ¡gran ofensa si el autor que lo firma no tiene en su cuenta bancaria al menos lo que expresa en él! Es más, al pobre autor, lo exponen al escarnio público, hasta lo multan por ello. Si esto ocurriese con la literatura tradicional, pocos escritores habría.
Otra particularidad de los cheques es que en su mayoría están dedicados específicamente a una persona o a una empresa, muchos de ellos incluso al Estado, al fisco. Por lo contrario, los libros son muy de vez en cuando y por especiales ocasiones, dedicados a alguien y autografiados por su autor. No conozco a ningún autor que se lo haya dedicado al fisco… tal vez exista algún caso que yo desconozca. Esta firma con dedicatoria, en el caso de los libros suele aumentar su valor, pero no así en el caso de los cheques, pues aunque lo firme Obama o el mismísimo Papa, Chávez o Fidel Castro, es decir, cualquier persona famosa, no sólo no cambia un ápice su valor sino que sigue rigurosamente el ciclo general establecido: escritura, lectura, entrega para canje o depósito, archivo y destrucción. Infinidad de cheques han sido escritos por famosos y no se conservan en bibliotecas, como ya se ha mencionado antes.
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Es notable el dispar comportamiento de las personas en su relación con libros normales comparado a su relación con los cheques. Por ejemplo, es común ver a una persona sentada en un banco de plaza, en una cafetería o en el metro u otro transporte público, o simplemente sentada en el sofá de su casa leyendo un libro, pero rara vez vemos a alguien en iguales circunstancias o lugares leyendo sus cheques. He visto mucha gente llevando un libro bajo el brazo pero nunca un cheque. También es común regalar un libro ya leído, pero casi nunca hacemos lo mismo con un cheque.
Curiosamente, hay libros para infantes, niños, adolescentes, adultos pero el cheque es siempre para adultos. Igualmente, hay libros de diversos temas, incluso de diversos géneros (drama, poesía, ciencia ficción, románticos, comedia, humor, teatro, hasta pornográficos!) pero el cheque es siempre, obsesivamente, acerca del mismo tema, pues todos los escritores sin excepción sólo los escriben acerca de un valor monetario.
No hay cheques graciosos, ni tristes, dramáticos, o pornográficos. Eso sí, por su tamaño de cifra, algunos podrían ser considerados obscenos, por ejemplo “$1,000,000,000.00 MIL MILLONES DE PESOS M.N.” Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que en la totalidad de la vida de un ser humano normal, jamás se le cruzará un cheque ni remotamente cercano al valor de éste ejemplo. Son casos muy raros…
Por último, los lectores de cheques no se aburren ni se decepcionan si reciben un cheque igual en contenido repetidamente, sino todo lo contrario. Podrían ser obsequiados un cheque igual por cada invitado a su cumpleaños y mantendrían la misma alegría al recibir cada uno de ellos, no así si cada invitado aparece con una copia del mismo best-seller de moda.
(Nota a los fanáticos del tema "género" (ja!): por un simple criterio práctico y para no aburrir con "él o la", "los o las" o dualismos tipo "todo o toda escritor o escritora", etc. que tanto afea nuestro escribir o hablar, he decidido utilizar en mi ensayo el masculino solamente. Lo uso sin sexismo y en un sentido general, es decir, cada vez que lean "él" o "los", "todos", "escritores", etc. también se debe interpretar como "ella", "las", "todas", "escritoras", etc.
El "dualismo" horrible se lo dejo a los políticos, pues a ellos les encanta ese uso...
Gracias por entenderme.)