La semana pasada estuve en un recital de Pedro Salvador. Impactante.
De su libro "Aromas", un poema recitado con enorme emoción...
Cacería
Hoy te maté, te mandé por un telescopio al firmamento,
te puse en órbita esférica de recuerdos y presencias,
te ausenté por mi propia gana, te borré como las
manchas de semen en la sábana, como un niño al borrar
extiende lo sucio.
Hoy te maté, como el asesino que ama y desama su oficio,
con el corazón en la boca, con el alma en la bala,
te maté en una sola palabra,
te hice ceniza en los cigarrillos, fantasma en los columpios,
me volví ciego para no verte más en cada rostro,
deshice la flor de tu nombre, no esperé más el día,
quebré tu espejo, bebí tus alcoholes, te maté con
un trozo de uña lunar.
Hoy te maté como quien suelta al pez en aguas marchitas,
como quien ahuyenta a un cuervo, como quien troza las
alas de una mariposa,
te maté como quien mata a una tigra llena de leche sus
tetas, te maté con el silencio, te llevé al desierto donde
el olvido es arena.
Hoy te maté como el náufrago ahogado sus despedidas,
te maté como a la séptima vida de un gato,
te maté de susto, de muerte misma, te maté como se mata el
tiempo, como depura el tiempo su tiempo de ser y no ser.
Te maté por los cuatro, siete, nueve puntos cardinales,
te maté por la lengua, te maté bajo la rueda de la luna,
te maté en tus tres rostros, de frente y en dos perfiles,
te maté esos tres tristes tigres,
te maté con tu propio salvavidas a rayas,
te maté en el instante que es nunca más,
te maté para que vivas de otro modo,
te maté con el filo de la luz que no te abrigó como querías,
te maté sin asco, así como lo que se enciende debe
esparcirse,
te maté como a las lluvias de mi infancia,
te maté de explorador por mis sueños,
te maté con los tiburones del letargo,
con siete balazos de exotismo, con el hambre caníbal te maté,
te maté con la tijera ausente de mis brazos,
te corté los ovarios del sueño, fui talabartero con tu piel,
ebanista con tus huesos, jugué a las canicas con tus ojos,
me hice un collar con tus dientes, a tus pechos los devolví
al polvo,
te maté hasta queme dio vergüenza el vacío que mataba,
te maté con la liviandad que describe el pájaro al ser él
mismo,
te maté como un acto místico que ilumina, con el placer
único que pertenece al otro mundo,
te maté con la bondad impersonal del inmortal, te maté con el
pregusto de haberte vivido- morido, te maté de risa,
te maté para quitarte muerta del fulgor de mi latido,
te maté para hacerme unas alas, te maté para dormir una noche,
te maté para que no aparezcas en mi tiempo, te maté con la
cadencia poética, te maté para nacer en los horizontes,
te maté en una película en blanco y negro, te maté en
tecknicolor, te maté unisex, con la euforia más grande por
vivir, te mimeticé en un cielo tan azul que me puse rojo,
te maté tan pleno que la única fuerza era la del aire,
te maté por dentro y por fuera, hice una burbuja de jabón con
tu vida, te maté con un cuchillo de labios,
te maté para vivir tu muerte en otros deseos, te maté para
que descanses en paz y yo también.