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“Para mí ya está atardeciendo y sé casi con certeza que voy a durar poco ya; por tanto tengo que decir a Cristo, que pasa por la vida de todo hombre disfrazado de pasajero y haciéndose el apurado, como los discípulos de Emmaús: “Quédate conmigo, Señor, porque ya anochece”.”
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Pasaje de: Castellani, Leonardo. “Psicología Humana.”

sábado, octubre 03, 2009

Manifiesto "por un mundo de gente todos iguales"

Nací en el siglo XX. Exactamente en el medio: 1950.  Para atrás, los primeros pasos de un gran desarrollo tecnológico. Por delante, la aceleración de la tecnología, que nos llevaría a un mejor modo de vida, a un mundo más justo y lleno de esperanza para nuestra sociedad (toda). Y nos acercamos al umbral del siglo XXI. El Siglo XXI se vislumbraba lleno de expectativas: era el Siglo del Jubileo, el siglo que nos iba a traer un mundo mejor, más equitativo, donde el espíritu iba a tener una era de desarrollo que a nuestra humanidad le faltaba...  Se esperaba el cambio de milenio con misticismo, esperanza y con mucho miedo por el desastre que podríamos tener al pasar de "1999" a "2000" al fallar cuanto sistema existía en los millones de computadoras. Incluso se esperaban algunos desastres por esta causa, tal vez en controladores de vuelos, aeronaves y sistemas financieros. Incluso en nuestras computadoras personales.  Nada de esto sucedió. Ni lo primero,  ni lo segundo...  El siglo XXI se está destacando por violencia, inmoralidad, narcotráfico, hambrunas, guerras, robo, corrupción (política, religiosa y privada), cinismo, hipocresía, materialismo desenfrenado, mentira metódica, ausencia de ideales, deshonestidad, codicia, terrorismo, desempleo, materialismo, delincuencia, ambición desenfrenada, pobreza, desastres naturales y enfermedades. Podría seguir con la lista o sintetizarlo de esta forma: culto a los pecados capitales (y a los otros) y desprecio a las virtudes. Entonces comparto con ustedes un texto que tiene más fuerza que nunca, de un libro que extraje de mi biblioteca con sus páginas ya amarillas, pero llenas de vida. Éste es el más impresionante y explosivo manifiesto por la igualdad que jamás he leído.  Lo leí allá por el año 1976 en el libro de Enrique Medina "Sólo ángeles" (su segunda novela) de Ediciones Corregidora de Buenos Aires, Argentina, 9a. edición de enero de 1976, su 1a. edición fue en 1973.   La fuerza y contenido de sus palabras todavía sigue vigente. Aquí lo comparto con ustedes (para ampliar, le dan "clic" a la hoja).



El libro:
Enrique Medina nació en Buenos Aires el 26 de diciembre de 1937.

Estudió pintura, teatro y cine. Realizó trabajos cinematográficos y de televisión.
En 1972 publica su primera novela "Las tumbas", que es una novela se puede decir autobiográfica donde cuenta la vida en un Instituto de menores. Novela dura que muestra tremendas crueldades. Desde 1973 y hasta el establecimiento de la democracia nuevamente en Argentina en 1983, Medina fue perseguido por la dictadura militar de aquél período y sus novelas prohibidas.
Tiene una larga lista de novelas escritas, siendo su última (que yo sepa) "La espera infinita" en el 2001. Menciono sólo algunas novelas de esa lista:  Transparente, El Duke, Perros de la noche, Año nuevo en Nueva York, El secreto, El escritor, el amor y la muerte, etc.
Fue profesor de Literatura en la Universidad de Arizona (Estados Unidos) desde 1978.

3 comentarios:

  1. ME PARECIO INCREIBLE EL CAPITULO DEL LIBRO. QUE RAZON TIENE

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  2. Muy bueno, Manuel, Es impresionante, es real, pone la piel de gallina. es y será actual siempre. y ayuda a entender más a tantas personas que muchas veces pasan al lado nuestro mientras nosotros estamos mirando los pajaritos de colores (por decir algo).
    Gracias,
    un gran abrazo.

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  3. Roberto,
    Qué bueno (¿o malo?) que compartes el sentimiento. Realmente a veces creo que siempre estuvo todo podrido, pero no nos dábamos cuenta.
    Un abrazo.

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